Cualquier lechería debe contar con un programa de crianza de terneras de reemplazo saludables y con tasas de crecimiento adecuadas, considerando que son el eslabón futuro del sistema.
Sin embargo, en nuestro país la crianza y desarrollo de las terneras se ha considerado una etapa de poca inversión y cuidado, lo que conduce a altas tasas de morbilidad, mortalidad, limitadas ganancias de peso, baja fertilidad, y por sobre todo menor producción de leche en su etapa productiva.
Si bien en general el productor trabaja en la reposición de terneras que representa entre un 15% a un 20% del costo de producción de un tambo, hay que considerar que la crianza de los terneros machos pueden ser una alternativa como ingreso de dinero al sistema.
Lo primero en lo que debemos trabajar es en la inmunidad que reciben los animales al momento del nacimiento. Tiene que ver con que el sistema inmune de los terneros al nacimiento es inmaduro e incapaz de producir suficientes anticuerpos para combatir infecciones o enfermedades. El objetivo es lograr que el ternero contenga 10 mg/ml de IgG en el suero después de la ingestión de calostro, ya que niveles menores a ese valor implican una falla en la transferencia de inmunidad pasiva (FTP). Debemos asegurarnos que los terneros consuman entre 2 a 3 l litros de calostro lo antes posible después del nacimiento.
Otro punto importante es considerar la calidad del calostro, que se recomienda determinarlo con el uso del calostrómetro.
Es fundamental que los productores comiencen a recolectar el calostro, midan su calidad y congelen el excedente para que pueda ser utilizado en terneras cuyas madres producen calostro de baja calidad.
Es necesario que el ternero desarrolle su rumen y para eso debe sufrir una serie de cambios anatómicos y fisiológicos antes de que puedan digerir alimentos con altos contenidos de fibra, como pastos y forrajes. El adecuado desarrollo de este compartimento es esencial para un crecimiento saludable y un subsiguiente desarrollo productivo. El alimento seco de buena calidad, con un alto potencial de fermentación, genera un rápido desarrollo de los tejidos de los pre estómagos. Es necesario que las terneros consuman alimento seco (iniciador) a una edad temprana, y que el mismo se suministre junto con una dieta líquida para un buen desarrollo del rumen. Aquellos terneros que se deslechan con el rumen poco desarrollado, serán débiles y poco saludable, debido a su poca capacidad de digerir concentrados y forrajes.
Hay que buscar un equilibrio entre el aporte de la dieta líquida (leche y/o sustituto lácteo) y la dieta sólida (alimento iniciador).
A la hora de elegir alimentos iniciadores, el productor cuenta con varias alternativas en el mercado, distintos porcentajes de proteína, tamaño del pellet, saborizados, etc. Pero siempre es recomendable que pueda analizar cuál es la fuente de proteínas y aminoácidos que componen ese alimento, ya que una dieta con más proteína de alta digestibilidad, se verá traducida en la producción futura de la vaquillona.
Cuando hablamos de dieta líquida, es fundamental que si el productor decide utilizar lactoremplazantes, opte siempre por aquellos que contengan mayor contenido de componentes lácteos, así como también considerar el porcentaje de proteína y grasa de los mismos. Elegir un sustituto que remplace lo mejor posible a la leche, y su manejo adecuado se verán reflejado en terneros con menor incidencia de problemas digestivos.